Néstor Morales T.
Sin duda que el año que aún no acaba ha sido amargo y extenso en problemas y sensación política del ambiente. Nada ha resultado da la impresión y los hechos, que no mienten pero que callan muchas veces lo mejor de ellos mismos hablan hasta la saciedad con profundidad respecto a los errores cometidos por los equipos políticos en casi la totalidad de las materias que importan a las personas.
El último espectáculo del que desean salir airosos y triunfantes aquellos senadores que buscando segundos de televisión y entrevistas en programas de medianoche traban acuerdos y llaman a todo esfuerzo como “farsa” y gritan pullas contra alianza y gobierno llegando a acuerdos con moros y cristianos entre gallos y medianoche (como los programas en que buscan ser entrevistados).
Es cierto que a Chile le hace falta un reordenamiento político, que ante el estancamiento de los bloques más grandes es necesario y hasta sano que nuevos pequeños equipos políticos puedan acordar con éstos en un ambiente de transparencia y publicidad de los actos, decisiones y posturas políticas, grupos de intereses quizás menos omnicomprensivos que lo que buscan Alianza o Concertación que colaboren con frescura en el proceso de generación de desarrollo humano, único fin, que al final del día, debe buscar la política. Pero si de estos grupos sólo se obtiene pequeñas camarillas de accionistas menores capaces de vender sus votos dependiendo del gustillo que quede en sus exigentes paladares obtendremos solamente el retraso y la angustia de miles de personas que sufren las consecuencias de sus caprichosos actos.
Un nuevo sector político han generado, el de los parásitos que buscan sólo controlar y criticar la ya aminorada creatividad y efectividad de los bloques más grandes del sistema político, entregando un nuevo desaire a los ciudadanos que en el minuto que se ofrezcan verdaderos nuevos equipos para la construcción, tendrán que luchas contra el velo de ignorancia y de duda que han plantado sobre el campo de la política chilena, estos nuevos ricos como Zaldivar, Schaulsonn (con su adicción a las traiciones) y Flores, de mal gusto y bajo recorrido culinario.
El último espectáculo del que desean salir airosos y triunfantes aquellos senadores que buscando segundos de televisión y entrevistas en programas de medianoche traban acuerdos y llaman a todo esfuerzo como “farsa” y gritan pullas contra alianza y gobierno llegando a acuerdos con moros y cristianos entre gallos y medianoche (como los programas en que buscan ser entrevistados).
Es cierto que a Chile le hace falta un reordenamiento político, que ante el estancamiento de los bloques más grandes es necesario y hasta sano que nuevos pequeños equipos políticos puedan acordar con éstos en un ambiente de transparencia y publicidad de los actos, decisiones y posturas políticas, grupos de intereses quizás menos omnicomprensivos que lo que buscan Alianza o Concertación que colaboren con frescura en el proceso de generación de desarrollo humano, único fin, que al final del día, debe buscar la política. Pero si de estos grupos sólo se obtiene pequeñas camarillas de accionistas menores capaces de vender sus votos dependiendo del gustillo que quede en sus exigentes paladares obtendremos solamente el retraso y la angustia de miles de personas que sufren las consecuencias de sus caprichosos actos.
Un nuevo sector político han generado, el de los parásitos que buscan sólo controlar y criticar la ya aminorada creatividad y efectividad de los bloques más grandes del sistema político, entregando un nuevo desaire a los ciudadanos que en el minuto que se ofrezcan verdaderos nuevos equipos para la construcción, tendrán que luchas contra el velo de ignorancia y de duda que han plantado sobre el campo de la política chilena, estos nuevos ricos como Zaldivar, Schaulsonn (con su adicción a las traiciones) y Flores, de mal gusto y bajo recorrido culinario.
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