Cuando comienza la Primavera

Néstor Morales T.

Es cierto, hay lugares donde el sol alumbra más que en otros, igual cosa siento, pasa con la política, hay días en que se ilumina más la acción, el pensamiento y hasta las intenciones de cambiar el destino de las cosas. El viejo truco de reinventarse todos los días pareciera, a veces, falaz. Pero existen esos días, esos pocos días como cuando comienza la primavera que todo vuelve a tomar colores vivos. El cielo se pinta de esperanzas, la tierra parece fértil aún en el desierto que abraza a Antofagasta y todo el norte grande, el mar parece más cálido y las ganas de levantarse y cambiar el destino de las cosas es una sentencia buena y justa para todas y todos. Se levanta el ánimo y se duerme la costumbre, nace la creatividad y se guarda en un viejo cajón el chaleco grueso del desánimo y la abulia. Hay que aprovechar estos días en que comienza a renacer la naturaleza para despertar, para despertarnos, para darnos cuenta que la vida es una actitud y no un simple hecho biológico. Yo prefiero siempre la vida antes que la muerte, pero prefiero la vida con una actitud radical, no sé, quizás para no sentir que todo pasa delante de mí y no estoy actuando en ese film.

Yo prefiero la vida con una actitud radical pero innovadora, creativa, que da resultados, que se funda en bases construidas con esfuerzo, con mucho esfuerzo y con la energía de la gente nueva de un comienzo con esperanza, como es a de los días claros. Yo prefiero estar en la Vanguardia de las cosas, porque no soy comparsa ni carro de tiro, es preferible correr descalzo antes de vestirse con zapatos de otra, más aún si quedan grandes. Yo prefiero vivir en la vanguardia, al filo del abismo, porque estoy seguro como muchos de ustedes en el norte grande, en los fríos del sur, y en el centro vertiginoso del Chile que vivimos y soñamos, estoy seguro, que al filo del abismo, de la vanguardia que prefiero, si sólo nos empujan un poquito, aprenderemos a volar. Por eso, yo voto Vanguardia Radical.